de Nadia Anjuman
Nadia Anjuman, una bella mujer y una magnífica poeta afgana, fue asesinada a palos por su marido, allá en las oscuridades decimonónicas y malditas donde la opresión en contra de la mujer es más que criminal. Entraba ella a la plenitud de la juventud.
Llamarle bestia a quien asesinó a la madre de su hijo de cinco meses de edad sería ofender a los animales. El pecado de Nadia Anjuman fue simplemente haber leído a algunos autores occidentales, como Shakespeare o Dostovyeski, escritores supuestamente malditos.
En ese mismo Afganistán hace poco que Shakira desató todos los demonios del mundo simplemente porque “enseñó demasiado piel”, y una televisora fue amonestada debido a que se atrevió a transmitir algunas de las imágenes de la efervescente colombiana, aun cuando en sus bailes se evocan las danzas árabes. Entonces alguien escribió que el mundo estaba arrodillado ante las caderas de la atractiva artista.
En esa totalidad donde todos los mundos se encuentran, con el perdón slogan del centro de arte santiagués, he encontrado un poema de Nadia Anjuman, un texto muy breve pero de una gran transparencia, que reproduzco a continuación.
Una poema de Nadia Anjoman
No hay comentarios:
Publicar un comentario