martes, 10 de febrero de 2009

Alex Rodríguez


Las miradas fugaces (15)

Como todo buen dominicano que en verdad lo es, soy fanático del béisbol.
En mi familia hay una larga tradición de seguidores de las Estrellas Orientales a pesar de que hace cuarenta años que no obtienen un título en nuestro béisbol otoño-invernal.
Nada ha tenido que ver con eso la paradoja de que es en San Pedro de Macorís, ciudad sede de las Estrellas Orientales, de donde surgen los grandes toleteros que han hecho historia en el béisbol de las Grandes Ligas.
Sammy Sosa, Julio César Franco y Robinson Cano son apenas algunos nombres que dejan evidenciar la calidad del pelotero dominicano y el paso histórico por las Mayores.
Soy de los fanáticos que asisten al play y llevan a sus pequeños. En mi familia se ha hecho tour para llegar el domingo por la tarde o cualquier día feriado a expresar el apoyo al equipo verde.
En lo concerniente al béisbol de Grandes Ligas soy, en mi familia, un disidente.
Siempre he sido fanático de los Yankees de Nueva York, viejo seguidor de ese equipo, y estoy en la nómina de los que en tiempos mejores han acudido puntualmente y sin protesta a la ciudad de hierro para ver un juego.
He seguido con fanatismo y he gozado las hazañas de Alex Rodríguez. Si es, como él ha dicho, más dominicano que un plátano es algo que solo él lo sabe. Si es criollo o no, no importa. Sus números hablan.
Alex es, con mucho, el mejor jugador de las Grandes Ligas y de todo el béisbol; no por otra cosa ha ganado, a pesar de su juventud, más de trescientos millones de dólares en un país donde nadie invierte para perder.
En el primer Clásico de Béisbol Alex se unió al equipo de los Estados Unidos y ahora, para el segundo clásico que empieza a principios en marzo, va a jugar con el equipo de la República Dominicana, mi país.
La semana pasada Alex estuvo en el país y se unió a los entrenamientos dirigidos nada más y nada menos que por Felipe Rojas Alou.
Se dice que la determinación de Rodríguez de jugar en nuestro equipo ha despertado algunos demonios de los que medran en el béisbol del norte y esto viene a cuento por dos razones.
Primero la publicación del libro de Joe Torre, ex manager de los Yankees de Nueva York y ahora, hace apenas horas, la revelación de que Alex usó esteroides y la confesión que él mismo hizo anoche durante una entrevista con un poderoso canal de televisión especializado en deportes.
Alex ha confesado y ha llorado. Tenía 24 o 25 años, dijo, cuando usó esteroides. Se ha llamado estúpido a sí mismo.
El propio Alex Rodríguez a quien en Estados Unidos hasta le han cambiado el nombre por otro que suena inglés: A-Rod.
Como si fuera poco, el presidente Barak Obama dijo anoche que estaba decepcionado con Alex y yo pienso que no es para tanto cuando hay más de un centenar de jugadores, activos y retirados, que han usado anabólicos desde que el ex biliguer José Canseco se metió a chivato y, para ganarse unos chelitos, escribió un libro para denunciar a antiguos compañeros que, como él, habían incurrido en la práctica.
Ahora quieren crucificar a Alex, un orgullo nuestro.
OK. ¡Crucifíquenlo!
Por encima de todo ahí están sus estadísticas, que son las que hablan en materia de rendimiento en el béisbol.
No es verdad que ha caído un ídolo, sobre todo cuando él propiamente ha confesado con evidente dolor.
Alex Rodríguez o Ad-Rod seguirá siendo el ídolo que es!

Terminando de escribir este artículo CNN ha empezado a exhibir un cintillo: LO ÚLTIMO: AP:BEISBOLISTA MIGUEL TEJADA ACUSADO DE MENTIR SOMBRE DROGAS.
Otro dominicano; un estelar todavía activo.

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