viernes, 16 de enero de 2009

Melina Mercouri

Las miradas fugaces (11)

Con el paso del tiempo cambia la vida y hasta muchos hábitos se transforman, incluidas esas viejas costumbres que son parte de nuestra personalidad porque desde hace décadas vienen con nosotros.
En estos días, cuando más concentrado estoy ya que me encierro a trabajar en mi estudio desde bien temprano en la mañana, me ha dado por buscar fotografías de artistas y escritores a quienes he admirado, cuya obra ha sido de alguna manera determinante o me ha influido.
En una anterior fugacidad dije que me he ido dejando ganar por el rostro grácil de Susan Sontag y por la expresión, vivaz y mortecina, de Carson McCullers, cuya obra he seguido desde hace ya muchos años. Después continué con la imagen de Zelda Fitzgerald, y en esta tarde de viernes me encuentro como por azar con Melina Mercou
ri, que ha sido una de mis pasiones más constantes.
Y recuerdo aquel Nunca en domingo y oigo el tema musical tan embriagante como el tema de El Graduado o el de Al maestro, con cariño que hizo famoso a Sidney Poitier. Después de aquel Nunca en domingo fue el homenaje que le rindió el siempre excelente Camilo Sesto celebrando el regreso a Grecia de Melina
apenas unos cuantos años de que el cigarrillo la fulminara con tan doloroso y terrible cáncer un día nublado en New York.
Melina está viva en mis recuerdos y grácil en la memoria. Oigo ahora su voz como habitada por las eternidades sobre las que edificó su memoria. No me entristece. Todo lo contrario. Celebro su recuerdo y su legado.
Camilo tenía razón: …la huella de tu canto echó raíces, Melina…

1 comentario:

Mari Carmen López dijo...

Una mujer apasionante. A propósito se llegaron a concer Camilo Sesto y ella?