domingo, 16 de noviembre de 2008

Miriam Makeba


Las miradas fugaces (4)


Allá en Sudáfrica, con 76 años a cuestas, ha muerto Mamá África, Miriam Makeba, la del Pata-pata. El sábado último las trompetas gimieron mientras la poesía se elevaba y, triste pero muda jamás, flameaba a media asta la bandera-
Ella que luchó contra el aphartei y, comezón defendió los derechos humanos, ahora estaba rígida en la solemnidad de la muerte pero viva en el recuerdo y la admiración que supo ganarse tras una vida auténtica consagrada al canto y la solidaridad.
En mi país la recordaremos porque la admiramos desde que, en los ya lejanos 60, el Pata-pata se convirtió en un himno popular que recorría los rincones de la isla y anidaba en las voces de las muchachas y los muchachos como si fuese un ave o un sortilegio cuyos pronósticos parpadeaban en la singladura de los tiempos.
La Makeba ha muerto y su cadáver ha sido cubierto de flores y bendiciones.
Ha muerto con la misma dignidad con que vivió, como mueren los de verdad, aquellos que vivieron con lo que proclamaron.
Pero como nos queda su voz, la Makeba no ha de morir.
Ahora mismo la recuerdo en mi país en la antigua fortaleza Ozama, no muy lejos de mi hogar, bailando y cantando el Pata-pata.

Ahora podemos decir que la Makeba ha muerto cantando como las olas en el arrecife.

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