sábado, 1 de noviembre de 2008

Queremos tanto a Cuco



Las miradas fugaces (2)

Este mediodía he hablado, después de muchos meses, con el queridísimo amigo, poeta de raza y periodista de larga data, José Ramón Tejera Rosas (Cuco), y he quedado realmente conmovido.
Una amistad de varias décadas hace que siempre piense en Cuco, mucho antes de que a Pedro Conde se le ocurriera publicar un buen libro de poemas con textos de los tres. Ahora que van llegando las tardes de fin de año, siempre proclives al reencuentro, es bueno saber que se cuenta con amigos como Cuco.
Apenas colgado el teléfono, he buscado en mi estudio el texto fundamental de Tejera Rosas, Esta tierra que somos, y me quedo pensando al tiempo que comprendo muchas cosas. <<Esta tierra que somos se nos muere>>, dice Cuco, en elegante giro bíblico.
Este mismo mediodía he sabido que Cuco ha pasado a engrosar las filas cada vez mas largas de los soldados que, armados Biblia en mano, glorifican siempre a Nuestro Señor.
Evangelio y poesía son sinónimos, y de todos modos se persigue, como en todas las religiones, la vida eterna, que es la promesa fundamental.
Es probable que muchos jamás hayan oído su nombre. Es probable que muchos lo hayan olvidado, y que apenas algunas esquinas del ocaso guarden memoria fiel de tan distinguido amigo y poeta.
Pero nosotros, los que andamos sin mascara, los que realmente apreciamos el valor de la amistad y sus nutrientes espirituales: nosotros, la inmensa minoría, nunca nos hemos olvidado de Cuco.
Un clásico anuncio comercial aun lo dice todo: la calida amistad de un viejo amigo, reconforta en cualquier momento.
Cuco es un gorrion y lo queremos tanto que bien merece la pena ir a verle y conversar con él.

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